Acta Otorrinolaringológica Española publica las nuevas recomendaciones de CODEPEH para el cribado
Acta Otorrinolaringológica Española ha publiicado las nuevas recomendaciones actualizadas de la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) para el cribado de la pérdida auditiva congénita, "orientadas a actualizar los programas con las evidencias aparecidas en la última década, incorporando los progresos de la tecnología, los conocimientos actuales sobre la infección congénita por citomegalovirus y los estudios genéticos de la hipoacusia en los programas, así como los sistemas de control de la pérdida de casos en el proceso, el tratamiento y el seguimiento".
En este artículo, como introducción para poner de relieve su pertinencia, los autores (Faustino Núñez-Batalla, Carmen Jáudenes, Jose Miguel Sequí, Ana Vivanco, Jose Zubicaray e Isabel Olleta) señalna que «los programas de detección precoz de la hipoacusia congénita se han extendido de forma exitosa, especialmente en países desarrollados, superando los errores conceptuales argumentados contra su implantación o las críticas a su eficacia. No obstante, aún se identifican algunas dificultades y debilidades: la detección de la hipoacusia de desarrollo tardío«.
En este sentido, alertan de que «la principal debilidad de los programas de cribado auditivo neonatal es la existencia de un alarmante porcentaje de niños que no han superado las pruebas de cribado iniciales y no son llevados a las siguientes pruebas o revisiones. En un informe publicado se sugiere que cerca de la mitad de los casos cribados se pierden en el proceso o tienen una documentación incompleta de su situación».
Con el objetivo de atajar ese problema, estos expertos definen las siguientes recomendaciones:
Nivel 1. Detección
Cualquiera de las dos técnicas disponibles para el cribado (otoemisiones y/o potenciales automatizados) son adecua- das en esta fase.
Es necesaria la correcta identificación de los factores de riesgo auditivo para garantizar un seguimiento posterior óptimo.
Se recomienda el estudio de infección congénita por citomegalovirus (CMVc) en aquellos niños que no superen el cribado auditivo.
La detección de la CMVc se debe realizar antes de los 15 días de vida.
Superar el cribado neonatal no descarta la posibilidad de desarrollar una hipocusia tardía o sobrevenida.
El cribado combinado auditivo, genético y de la CMVc superaría las limitaciones del cribado actual.
Nivel 2. Dignóstico
La correcta exploración y anamnesis siguen siendo pilar centrales para el diagnóstico.
Una sola prueba audiológica no es suficiente para un correcto diagnóstico y tratamiento. Los potenciales evocados de estado estable (PEAee) son una prueba segura e indispensable.
El diagnóstico de CMVc más allá de los 21 días de vida requiere una confirmación, utilizando una muestra biológica en el periodo neonatal.
En caso de síndromes conocidos se recomienda el estudio genético dirigido a los genes responsables. En caso de sordera no sindrómica se recomiendan los paneles de secuenciación de nueva generación.
La resonancia magnética debe ser la prueba de elección, valorando, según cada caso, complementarla con una tomografía computarizada.
Es conveniente evaluar la función vestibular en todos los niños con hipoacusia por medio de los cVEMP.
Nivel 3. Tratamiento
Tras el diagnóstico es determinante iniciar cuanto antes el tratamiento, desde un abordaje global centrado en el niño y su familia.
La intervención logopédica temprana es imprescindible para la estimulación auditiva, el desarrollo del lenguaje oral y de las habilidades cognitivas y de aprendizaje que de ellos derivan.
La adaptación audioprotésica debe llevarse a cabo no más tarde de los seis meses de edad, con audífonos retroauricu- lares, con bobina de inducción magnética
Es recomendable un periodo de prueba con audífonos antes de la toma de decisión respecto a la implantación coclear.
Nivel 4. Seguimiento
El objetivo final de la aplicación de un programa de detección precoz de la sordera ha de ir más allá del diagnóstico, orientándose hacia una atención temprana, planificada y coordinada.
En todos los niveles de desarrollo del programa son necesarios equipos interdisciplinarios, que trabajen en colaboración con la familia, organizados por la figura de un coordinador.
El Movimiento Asociativo de Familias ha de ser un punto de apoyo a lo largo de todas las etapas, como parte del equipo interdisciplinario.
Es necesario un sistema de información estatal, accesible a los profesionales implicados.
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