Óptico vs audioprotesista: dos oficios que conviven con poco en común
Dos profesiones que cohabitan en un mismo espacio físico o puerta con puerta. Y sin embargo, pocas similitudes más, entre el óptico y el audioprotesista. Con este doble testimonio no se pretende suscitar más que una breve reflexión que tal vez sirva para transmitir a las personas con problemas de audición que deben asumir con naturalidad su tratamiento, al igual que hacen con llevar gafas o lentillas.
Con el fin de comparar el tipo de dificultades a las que se enfrenta el profesional para la adaptación de los audífonos, diferentes a las de paliar un problema de vista y ajustar unas lentes, Carmen Muñoz, desde Torrejón de Ardoz (Madrid), y Javier González, gerente y director técnico de Audición Talavera, en la ciudad toledana, aportan su opinión en un análisis compartido, en respuesta al siguiente cuestionario:
-¿Cuál es su percepción de las diferencias fundamentales entre el trabajo como audiólogo y como óptico?
Javier González. La adaptación de las ayudas auditivas requiere de un proceso donde se invierte más tiempo, para sucesivas revisiones y ajustes, pues es sabido que los efectos beneficiosos de las ayudas auditivas se notarán a partir del tercer a sexto mes del uso. Todo lo contrario pasa en la óptica, prácticamente los efectos son inmediatos, dependiendo del defecto y tratamiento óptico aplicado. Y también que, en el caso del paciente de óptica, es más consciente de su pérdida visual, todo lo contrario pasa con las personas que sufren de pérdida auditiva, su día a día se va ajustando a la progresión de su pérdida auditiva.
Carmen Muñoz. Yo no soy óptico, solo audioprotesista. Voy a dar mi opinión puesto que estoy todo el día en la óptica. A mí entender, el trabajo de óptico es mucho menos personalizado, aunque no debería de ser así, pero sí que es cierto que ellos en una jornada ven muchos clientes mientras que nosotros en una jornada vemos a pocos pacientes.
-¿Qué cambia en una y otra profesión desde el punto de vista de la dificultad para el diagnóstico y la posterior rehabilitación, para paliar la presbicia y la presbiacusia, principalmente?
Javier González. El trabajo en audiología requiere de mayor tiempo y mayor dedicación. Es importante realizar una buena anamnesis, la más completa batería de pruebas, estudiar de un modo exhaustivo. Y también dedicar tiempo para preparar y explicar al paciente el tipo de ayuda auditiva que creemos indicado para su pérdida. La entrega debe ser tranquila y con suficiente tiempo para poder explicar y detallar cómo será su audición, y como debemos de actuar en sucesivas visitas, pues es importante hacerles entender que los resultados de dicha ayuda son a largo plazo. Así como el correcto funcionamiento de la ayuda auditiva, y los diferentes complementos que pueden ser usados.
Es aconsejable que el paciente venga acompañado. Generalmente suelen ser personas mayores.
Carmen Muñoz. Entiendo que también tendrá su dificultad el graduar bien, pero la graduación de la vista no es tan complicada como la revisión en audiología, puesto que en un diagnóstico audiológico van a influir muchísimos más factores. Nosotros no solo valoramos pérdidas auditivas, también somos psicólogos, tenemos que valorar aparte de su pérdida auditiva, como es su vida fuera del gabinete, Y sobre todo transmitirles muy bien lo que van a conseguir con los audífonos, porque la mayoría se crean unas perspectivas que luego no se suelen cumplir, y no solo explicárselo al usuario de los audífonos, sino también a su familia. Yo diría que es más importante que al propio usuario..
-A priori, parece que los problemas de visión resultan más claros para conseguir con precisión la graduación de gafas y lentillas, mientras que en las pérdidas auditivas, influyen otros factores (cognitivos y de procesamiento en el sistema nervioso central) que perturban los ajustes de los audífonos. ¿Es así o sería simplificar demasiado?
Javier González. Sería mucho simplificar, el mundo de la pérdida auditiva es más complejo y está influenciado por procesos cognitivos -como bien dices-, donde importan factores como el lenguaje, la percepción, la capacidad de resolución de los problemas, la memoria, el razonamiento, la atención, etcétera. Pero hay otros muchos factores que van desde la misma gestación del paciente a condicionantes de desarrollo fisiológico, de metabolismo, ambientales, laborales, de ocio. Enfermedades y sus tratamientos. Capacidad motora e incluso sus relaciones sociales. Determinan cómo atajar la ayuda y planificarla en presente y en futuro para el paciente.
Carmen Muñoz. Un ejemplo de las diferencias: tengo un sobrino con 35 años que tiene un 50% de visión con gafas. Él viene, se hace unas gafas y no vuelve hasta que tiene que renovarlas, mientras que tú adaptas un audífono a un señor que va a conseguir un 50% de entendimiento o inclusive un 70% de entendimiento y, aunque se lo expliques a él y a su familia, les tienes todas las semanas o cada 15 días para que se los reajustes porque no terminan de entenderse bien las cosas. Y aquí es donde tienes que ser el “súperpsicólogo” y, sobre todo, sacar tu “superpaciencia”. Gran diferencia con el óptico.