Efectos del Bluetooth para la salud: qué responder a los usuarios de audífonos
La peligrosidad de las ondas es un tema que inquieta a muchas personas y que vuelve a la palestra de forma recurrente, en especial en lo que se refiere al uso de teléfonos móviles.
Las radiaciones emitidas por los smartphones y su efecto en los humanos han sido ampliamente estudiados. Los científicos han querido evaluar los riesgos de salud potenciales a los que se exponen los usuarios. Actualmente, las investigaciones internacionales muestran un posible vínculo entre el uso del móvil y la aparición de tumores cerebrales, pero únicamente en personas que pasan un número elevado de horas al teléfono y sin que se haya demostrado realmente ese vínculo (ver bibliografía 1 y 2). Y parece que los niños están igualmente expuestos a este riesgo debido a que su cerebro todavía es inmaduro.
Sobre todo, las radiaciones de los teléfonos no son las mismas que las de los accesorios Bluetooth. Mientras que los smartphones deben ser capaces de transmitir una señal a una antena a veces a varios kilómetros de distancia, los dispositivos Bluetooth tienen un radio de acción mucho más limitado, de una decena de metros solamente.
¿Qué es el Bluetooth?
El Bluetooth es un estándar de comunicación inalámbrico de corto alcance, que utiliza ondas de radio, en una banda de frecuencia de 2.4 GHz. Nacido en 1998, el estándar es puesto al día regularmente con el fin de adaptarse a la evolución de los usos de los consumidores, en cuanto a su ancho de banda y su autonomía. En 2010, llegó una versión BLE (Bluetooth Low Energy), con un menor consumo de energía. En diciembre de 2016, la versión 5 del Bluetooth permitió pasar de un alcance de 40 a 120 metros y conectar simultáneamente varios aparatos. Desde entonces, viene integrado de fábrica en muchos dispositivos electrónicos y da así la posibilidad de enlazarlos fácilmente.
¿De dónde viene el nombre?
«Bluetooth» significa «diente azul» en inglés. Este nombre hace referencia a un rey danés de la Edad Media, Harald I Blâtand, cuya traducción del inglés sería «Harald el del diente azul» (Harald Bluetooth), llamado así por sus dientes podridos. Se le conoce por haber reunificado los reinos de Dinamarca, Noruega y Suecia en el siglo XX.
Esta idea de reunificación, de conexión, ha motivado esta denominación. En cuanto al logo del Bluetooth, se inspira en las runas nórdicas (caracteres escandinavos) de la época, sin duda las que sirven para escribir el nombre de Harald. Además, fue la empresa sueca Ericsson la que puso a punto esta tecnología. El nombre Bluetooth también es, por lo tanto, una referencia a su origen de los países nórdicos.
Bluetooth y audífonos
Durante un evento reciente del ámbito post-universitario en Francia organizado por el Colegio Nacional de Audioprótesis (CNA), Grégory Gerbaud, audioprotesista en Reims, dibujó un esquema muy completo de los sistemas de comunicación inalámbricos utilizados con los audífonos.
Hay tres clases de Bluetooth: clase 1 (potencia de 100 MW, alcance de 100 metros), clase 2 (potencia de 2,5 MW, alcance de 10 a 20 metros) y clase 3 (potencia de 1 MW, alcance de varios metros a un metro). Los tres perfiles más usados en audiología son A2DP (Advanced Audio Distribution Profile), dedicado a la transmisión de audio de calidad, que permite el streaming; HSP (Head-Set Profile), para la transferencia de información y sonido, pero con funciones limitadas para responder o terminar llamadas; y HFP (Hands Free Profile), del tipo kits de manos libres, cercano al HSP, pero con más funcionalidades, como las de marcar un número, recordar el último marcado o modificar el volumen. Algunos protocolos, como MFI (Made for iPhone) o ASHA (Audio Streaming for Hearing Aids) para Android 10 y Pixel 3, solo son compatibles con ciertos modelos de smartphones o con modelos muy recientes. En audiología, los fabricantes utilizan para su conexión inalámbrica las frecuencias 900 MHz, 2,4 GHz y el Bluetooth BLE con protocolos específicos para evitar el eco. Por contra, puede haber interferencias a causa de los campos electromagnéticos de gran potencia como los arcos de seguridad en la salida de las tiendas o en la entrada de los edificios oficiales, los emisores de radio, las líneas de alta tensión, algunos smartphones, routers de wi-fi… Hay investigaciones en marcha sobre otros estándares de Bluetooth como los de la Asociación Europea de Fabricantes de Audífonos (EHIMA) con el Bluetooth SIG, así como los de un Bluetooth HAP (Hearing Aid Profile).
¿Cuál es el DAS del Bluetooth?
Como tiene un alcance más reducido que un móvil, un accesorio con Bluetooth es claramente menos potente y emite muchas menos radiaciones, mil veces menos. Es la razón por la que la mayoría de las autoridades aconsejan explícitamente usar kits de manos libres, incluso si funcionan con Bluetooth, a quienes preocupe la exposición a radiofrecuencias emitidas por móviles.
(1) https://www.larc.fr/wp-content/uploads/2018/07/pr200_E.pdf
(2) https://www.fda.gov/radiation-emitting-products/cell-phones/current-research-results
¿Cómo se mide el DAS, indicador de las radiofrecuencias de un aparato?
Una parte de la energía transportada por las ondas electromagnéticas es absorbida por el cuerpo humano. Para cuantificar este efecto, se utiliza el índice de flujo de absorción específico o DAS (en inglés SAR, siglas de Specific Absorption Rate), que es utilizado cuando el periférico funciona a toda potencia. En el sistema internacional, el DAS se mide en vatios por kilogramo (W/kg). Cuanto más bajo es el DAS de un aparato radioeléctrico, menos peligroso es potencialmente para la salud, ya que los tejidos del usuario reciben menos energía. Efectivamente, la absorción de campos electromagnéticos entraña una elevación de la temperatura de los tejidos.
¿De qué manera se evalúa la peligrosidad o inocuidad de estas ondas?
En Estados Unidos, la Federal Communications Commission (FCC) exige que los teléfonos comercializados tengan un nivel de DAS (un indicador del nivel de emisión, ver recuadro en la página anterior de este reportaje) inferior a 1,6 W/kg por gramo de tejido en el cuerpo.
En el ámbito de la Unión Europea, el límite de DAS está en 2 W/kg por cada 10 gramos de tejido. En Francia, por ejemplo, es la Agencia Nacional de Frecuencias (ANFR) quien se encarga de controlar la exposición de la población a las ondas electromagnéticas. Efectúa verificaciones de los aparatos, como los móviles, y se asegura de su conformidad con la normativa. A continuación, estos teléfonos son objeto de medidas de control en laboratorios acreditados, que permiten a la ANFR asegurar que los niveles de DAS se corresponden a la normativa europea.
Hoy en día, apenas con algunas excepciones, la mayoría de los móviles tienen un DAS inferior a 1 W/kg por cada 10 gramos de tejido: lo más frecuente es que su DAS se sitúe entre 0,4 y 1 W/kg por cada 10 g. Pero todavía ocurre que algunos teléfonos son retirados del mercado debido a un DAS demasiado elevado.